Recibimos cada vez con más frecuencia emails y llamadas de clientes con esta pregunta. Hoy en día existen muchas empresas que están incorporando sistemas Macintosh y andan un poco perdidas a la hora de que sus máquinas Windows existentes se lleven bien con los «blanquitos» recién llegados. De hecho, este artíclo lo estoy escribiendo con un MacBook nuevo y hablo por propia experiencia.
La idea principal de este artículo es compartir una solución a la que hemos llegado en nuestro entorno de trabajo. Ni que decir tiene que ni es la única ni la mejor, pero para eso están los comentarios 🙂 , para debatir el tema y que cada uno aporte su granito de arena. Antes de meternos en faena vamos a repasar algunos conceptos básicos que viene muy bien conocer:
- El sistema operativo MacOSX funciona bajo un subsistema llamado Darwin que, simplificando definiciones, se parece muchísimo más a Unix o Linux que a Windows. Por esto existe una incompatibilidad directa entre estos sistemas, por que no tienen prácticamente nada que ver el uno con el otro.
- Cada sistema operativo (o al menos la inmensa mayoría) tiene un sistema de archivos «nativo» o especialmente diseñado para él. Los sistemas de archivos gestionan la información en las unidades (como discos duros), siempre como hemos dicho, de una manera óptima para el sistema operativo para el que fueron ideados.
- Los sistemas de archivos han ido evolucionando y es una buena idea usar el más actualizado que exista para nuestro sistema operativo. Por ejemplo, podemos instalar Windows XP en una partición con sistema de archivos FAT32 (utilizado para Windows 98), pero tendremos limitaciones como por ejemplo crear archivos de un tamaño máximo de 4GB. En cambio NTFS (utilizado desde Windows NT4/2000) no presenta esta limitación.
- Las incompatibilidades entre sistemas de archivos se pueden solventar instalando drivers o programas que hacen que nuestro sistema operativo pueda leer o escribir en unidades con sistemas no soportados. No siempre son una opción, ya que en muchos casos son desarrollos experimentales que no ofrecen ninguna garantía.
- No hay que confundir sistema de archivos con protocolo de compartición. Esta confusión a veces nos trae grandes quebraderos de cabeza a la hora de entendernos con nuestros clientes. La mejor manera para enterder la diferencia es tener la imagen mental de un cable de red o un cable de interfaz (IDE, SATA, SCSI…). Un sistema operativo lee y escribe datos en sus unidades: hablamos de sistema de ficheros, discos duros conectados localmente, por lo tanto, cable de interfaz. Por otro lado, un sistema operativo puede funcionar como servidor para compartir archivos con otros equipos mediante FTP, CIFS, NFS… : hablamos de protocolos de compartición, carpetas compartidas para ser usadas por red, por lo tanto, cable de red.
Nuestra solución consiste en mantener un nivel máximo de homogeneidad, salvando los problemas de compatibilidad con una aplicación para Windows. Llegamos a esta conclusión tras descartar el uso de FAT32, que es el único sistema compatible entre los dos (Mac y Windows) pero que, como hemos dicho antes, no permite crear archivos de más de 2 GB. Descartamos también por razones obvias el uso de NTFS, ya que OSX al igual que Linux puede leer pero no puede escribir en estas unidades. Por lo tanto, vamos a formatear nuestras unidades en el sistema de archivos de Mac, el HFS+.
Para comenzar a utilizar nuestra caja externa, deberemos crear la partición y dar formato a la unidad usando la Utilidad de Discos de Masc OSX. Elegiremos el disco duro de la lista de la izquierda y en el menú «Particiones» elegiremos la cantidad de particiones qe deseemos y a continuación el formato «Mac OS Plus (con registro)».
Le ha llegado el turno a nuestro PC con Windows. Para que pueda leer y escribir correctamente en la unidad formateada con HFS+, así como en nuestro iPod o iPhone, tenemos que instalarle un programa llamado MacDrive cuya licencia cuesta tan solo 49$. Se puede descargar una demo desde su página oficial. La versión 8 es 100% compatible con Windows 7 y funciona de maravilla. Yo he estado editando vídeo digital en Full-HD bajo Windows con Vegas 9 y salvando los renders en las unidades Mac sin notar ninguna ralentización ni diferencia de rendimiento.
Mac Drive hace que las unidades formateadas en HFS+ aparezcan con un icono en forma de manzanita roja. A este MacBook le puse uno de estos discos duros de 500GB y tiene instalado Windows 7, MacOSX Leopard y Ubuntu 9.10. La unidad D: es la que utilizo entre los tres sistemas operativos para compartir información, formateada en HFS+. En esta foto podéis ver como en Windows 7 al conectarle una caja externa MB-662US-2S aparece automáticamente la ventana de «detección de nuevo hardware» y en unos segundos tenemos el volumen listo para trabajar.