A lo largo de mi vida profesional he trabajado y/o asesorado a decenas de centros educativos y nunca percibí que los usuarios estuvieran satisfechos con la calidad de su conexión a Internet. Recordaremos este tiempo como la transición a la Sociedad de la Información, donde una de las claves fundamentales es la capacidad de los centros educativos para interconectar a usuarios y contenidos.
El crecimiento exponencial de necesidades de ancho de banda
De los despachos a las aulas
Los sistemas educativos occidentales fueron diseñados con hardware humano y software burocrático. Su misión era educar ciudadanos que respondieran a las necesidades de la sociedad industrial, tales como la estandarización de procesos (Sugata Mitra). Con el cambio de paradigma, la nueva sociedad red (Manuel Castells) tiene otras necesidades. Facilitar el flujo de información es una de las más importantes. Desde mediados de los 90 los centros educativos comenzaron a conectarse a Internet. Este proceso respondió en principio a necesidades administrativas cuyo objetivo era mejorar el control y la gestión burocrática. Por lo tanto, los primeros equipos conectados a La Red estaban en los despachos de administración y equipos directivos. Coincidiendo con el nacimiento de la web 2.0, comenzaron a llegar ordenadores conectados a las salas de profesores y a las aulas de informática. Después fue el momento de las Pizarras Digitales y los netbooks.
De las aula a los Entornos Digital de Aprendizaje
Ahora vivimos la transición a la era post pc: de los ordenadores personales a los dispositivos móviles: tabletas y smartphones. Bien, pues hagamos números. Pensemos en un centro educativo con 30 profesores y unos de 400 alumnos. De los dos o tres equipos conectados de los comienzos estamos en una realidad donde existe una red local que fácilmente supera los 100 equipos: aulas, despachos, salas de informática, portátiles, tabletas, smartphones, SmartTVs, etc.
De los soportes físicos a «la nube»
Paralelamente estamos experimentado otro cambio tan importante o más si pensamos en lo que supone para la carga de trabajo de las redes. Al tiempo que el número de equipos conectados crece en progresión geométrica, también lo hacía el volumen de información. De esta manera se ha estandarizado el almacenamiento y acceso en cualquier momento y desde cualquier lugar. Esto explica el progresivo abandono de los soportes físicos no conectados y el uso de la nube.
Evolución del ancho de banda disponible
Si partimos de comienzos del siglo XXI, los centros educativos empiezan a conectarse mediante RDSI a 66Kbps o a 128Kbps en el mejor de los casos. Después, con la tecnología ADSL la velocidad ha ido aumentando hasta alcanzar una media en España de 6.6 Mbps (según «The Akamai State of the Internet Report» Q4 2013). La diferencia es muy importante, pero no tanto si pensamos en la progresión de la demanda. Las necesidades de ancho de banda se han incrementado en proporción geométrica. Estamos pues ante un escenario de déficit estructural ya que la demanda crece mucho más que la oferta que las operadoras nos pueden ofrecer.
La era de los contenidos educativos digitales en red:
Ese tiempo donde simplemente necesitábamos conectarnos a Internet ha terminado. Ahora el proceso de aprendizaje necesita sí o sí de un acceso a los materiales digitales en red con la suficiente calidad. Por desgracia, la realidad es perseverante y nos demuestra a diario que esto no es así.
El acceso y la propiedad de los contenidos
Con la llegada de los libros digitales se plantean también cuestiones legales y prácticas muy relevantes. La política de las grandes editoriales en España va encaminada a maximizar la vida de los libros de papel al tiempo que transitan hacia soluciones digitales. Hasta ahora ofrecían sobre todo versiones digitalizadas del soporte papel (PDF o similar) que iban complementando con materiales multimedia. Sin embargo, estamos ya en el punto donde se produce el salto al mundo 100% digital: ecosistemas LMS -sistemas de gestión del aprendizaje- que integran los contenidos desvinculados definitivamente del formato papel. Con esta tecnología los educadores podemos adaptar y crear nuevos materiales, pero siempre dentro de su ecosistema. Pero, ¿qué pasa cuando cambio de editorial y dejo de pagar las licencias? Es evidente que todos nuestros datos estarán en sus servidores, y por lo tanto dejamos de tener control sobre ellos.
NAS + red local: una solución robusta y 100% funcional:
A pesar de todo, existe una solución a todo estos problemas. Una tecnología que nos permite optimizar al máximo el ancho de banda del que dispongamos y tener el control absoluto sobre nuestros datos. Es la tecnología NAS. ¿Qué pasaría si los archivos más pesados, los multimedia, estuvieran alojados dentro de nuestra red local? ¿Qué pasaría si un NAS especialmente diseñado y optimizado se encargara de gestionar los contenidos educativos digitales? ¿Qué pasaría si un servidor proxy-caché evitara que muchos usuarios tuvieran que «salir» a Internet para acceder a las mismas webs a diario? ¿Qué pasaría si fuéramos cuasi–inmunes a las caídas de Internet? ¿Qué pasaría si tuviéramos una infraestructura capaz de responder a las necesidades TIC sin que suponga una constante y cuantiosa inversión?
Muy sencillo: disfrutaríamos de un Entorno Digital de Aprendizaje robusto, rápido y flexible y podríamos dedicar el 100% de nuestro esfuerzo a lo que de verdad importa, la educación.